Las experiencias de prácticas o estancias profesionales de arquitectura son sorprendentemente rejuvenecedoras, llenas de aventuras y a menudo, un descanso muy necesario de diseñar hipotéticamente, lo que los estudiantes comúnmente realizan en sus talleres de diseño durante la universidad. Indudablemente, elaborar los proyectos más innovadores para nuestros talleres de diseño es un tema creativo muy satisfactorio. Sin embargo, la mera alegría e inspiración de trabajar en situaciones prácticas son distintivamente energizantes y saciantes.
La novedad de la rigurosa agenda de días completos, el trabajar de cerca con mentes experimentadas, ser responsable de los detalles de su trabajo, trabajar en conjunto con otros colegas, las discusiones, los debates e incluso la cultura de la interacción en la oficina, son algunas de las cosas que mantienen siempre a los becarios en alerta y ocupados.

Sin embargo, en algunas situaciones, los estudiantes se enfrentan a muchos dilemas durante su periodo de prácticas. Experimentan fuertes contrastes entre lo que se enseñó teóricamente en las clases y cómo funcionan las cosas en la práctica. Esta discrepancia suele decepcionar a los arquitectos superiores, quienes son también más experimentados, ocasionando que lleguen a cuestionarse sobre la capacidad del practicante, aún cuando éste este siguiendo con precisión lo que se le enseñó en sus clases.
Dificultades como ésta no implican, necesariamente, que los planes de estudio universitarios estén totalmente incorrectos, sin embargo, arrojan un poco de luz sobre el hecho de que es necesario un esfuerzo para generar y obtener soluciones a estas discrepancias y así garantizar una eficiente mejora del estudiante en todos sus ámbitos.
Estas soluciones, algunas sutiles y otras intensas, mejorarían considerablemente la calidad de la enseñanza de la arquitectura.
La abrumadoras presiones para generar soluciones innovadoras
Es una bendición contar con profesores súper entusiastas que mencionan todo el tiempo ideas innovadoras que nos dejan asombrados con las tecnologías arquitectónicas en constante evolución. Sin embargo, esta “urgencia” recurrente de innovar más y más no es del todo justificable.
Presionar a los estudiantes para que trabajen y desarrollen sus propias nuevas tecnologías innovadoras, para satisfacer o justificar sus locos diseños, no sólo es sentar un expectativa irreal, sino que a veces también es una gran pérdida de tiempo. El inconveniente aquí es el hecho de que se desvía tanta atención a la innovación y el diseño que se deja de lado el conocimiento práctico de los sistemas arquitectónicos.
Estas materias se estudian con sólo la mitad de la dedicación que los talleres de diseño arquitectónico, lo que se refleja en el periodo de prácticas, donde bastantes practicantes no logran mostrar un conocimiento profundo de los sistemas y tecnologías arquitectónicas más elementales. Forjar la creatividad en los diseños es un proceso continuo y la oportunidad para intentar innovar, como arquitectos, solo la conseguimos hasta después de cierta cantidad de proyectos y años de experiencia
Por consiguiente, entender la tecnología elemental antes de diseñar es primordial y la innovación en secundario.

Mejorar los métodos de enseñanza
Experimentar con materiales, las visitas a obra, los viajes de estudio, la elaboración de maquetas, las tareas creativas interactivas, entre otras actividades, hacen que el modelo de educación arquitectónica sea uno de los menos monótonos y de los más divertidos. Sin embargo, siempre hay un margen de mejora. Las clases teóricas y técnicas siguen estando muy mal gestionadas en la mayoría de las facultades.
Es necesario tomar algunas medidas para que estas asignaturas sean igual de interactivas que las otras, para consolidar tanto la retención de información como el desempeño en los ámbitos de las asignaturas técnicas, las cuales son cruciales tanto en los últimos años de formación como durante las pasantías.
Sesiones impartidas por arquitectos destacados
Es necesario incorporar diversas tecnologías arquitectónicas con los cambios adecuados in situ, distintos entre si según los diferentes proyectos. La impartición teórica de materias técnicas no puede por sí sola proporcionar a los estudiantes un conocimiento completo de estos sistemas.
Los arquitectos en activo pueden realizar ocasionalmente demostraciones en vídeo o presentaciones sobre los sistemas que utilizaron en sus proyectos y su implementación práctica. Además de familiarizar a los estudiantes con la realidad de la arquitectura desde los inicios de su formación, dichas presentaciones les inculcarán una buena dosis de confianza antes de sus periodos de prácticas.

Comunicación entre docentes y practicantes.
Es común que los arquitectos en ejercicio que lleven un programa de becarios tengan algunas quejas sobre los métodos de enseñanza de los docentes y viceversa. Sería constructivo que los practicantes y los docentes interactuaran y resolvieran estas situación expresando al mismo tiempo sugerencias en favor del máximo desarrollo posible de los estudiantes.
Además de beneficiar a los estudiantes, esto garantizará una comunicación y un entendimiento más agradable entre las partes involucradas ósea el arquitecto y el practicante, ya que los arquitectos estarán familiarizados, de forma precisa, con los conocimientos que el practicante posee previo a su estancia.
Si los arquitectos contratantes empiezan a darse cuenta de sus responsabilidades como profesores, además de su rol como la voz de la experiencia en el lugar de trabajo, entonces los practicantes podrán sacar el máximo provecho de sus experiencias en pasantías profesionales. Esto, en particular, debe ocurrir porque las prácticas son primordialmente una parte del aprendizaje del estudiante y luego una experiencia laboral.
Elaborar un formato integral
La experiencia de pasantías es distinta en cada oficina. Algunos estudiantes, durante el tiempo de sus pasantías, trabajan en varios diferentes elementos de la práctica profesional, mientras que otros dedican toda su ocupación y energía a una sola categoría de trabajo. Esto genera un problema de falta de aprendizaje.
Por lo tanto, los docentes deberían enviar a los estudiantes a sus prácticas con un formato adecuado y una lista de objetivos y lecciones, que sirvan de apoyo a su formación en curso. Los arquitectos que sean anfitriones de practicantes, deben ser conscientes de que ellos proveen oportunidades de aprendizaje a sus pasantes basándose también en los objetivos de dicho formato preestablecido.
Un cambio radical
En algunos países, los estudiantes de medicina pasan más tiempo en los hospitales recibiendo una formación práctica. Estos hospitales, denominados hospitales de enseñanza, cuentan con un elaborado programa de enseñanza para sus alumnos. Se realiza un seguimiento del progreso de cada estudiantes y los exámenes son llevados a cabo monitoreando su desempeño con los pacientes del hospital.

Nuestra industria puede experimentar con los desempeños de los estudiantes de arquitectura en un modelo similar. Dado que se ha comprobado que los estudiantes durante sus prácticas han aprendido mucho durante el periodo de prácticas, en algunos casos incluso más que su tiempo en la universidad,
Como ha sido comprobado que una alta cantidad de pasantes han aprendido bastante durante sus periodos de prácticas, en algunos casos incluso más que en las aulas de clase, un enfoque prospectivo podría ser establecer, durante la mayor parte de la formación universitaria, un modelo de enseñanza práctica.
El hecho de que muchos estudiantes consideran que el curso es demasiado largo respalda esta propuesta. Un modelo así, ayudaría a inculcar el aprendizaje práctico desde muy temprano en la formación. Y después de todo, la mera idea de contar con oficinas de arquitectura dedicadas a la enseñanza hará que los ojos de todos los estudiantes brillen de felicidad.
