“La arquitectura es un reflejo del índice social, económico y político de una sociedad. Cambia durante un período de tiempo como lo hacen estos factores, por lo que las soluciones de diseño que eran ideales para nuestros antepasados no necesariamente serán viables hoy. Debido a esta cualidad tan importante, nuestro estilo de vida está íntimamente relacionado con nuestra práctica de arquitectura y viceversa.”
No todos los que se gradúan como arquitectos encuentran gratificante esta profesión, la mayoría de ellos terminan como drones de escritorio o eligen cambiar de campo, la arquitectura puede ser un trabajo frustrante y de lento crecimiento, especialmente con la recesión mundial a la vista. Pero si se mira de cerca, o se piensa en un nivel más profundo, las cosas que aprendemos en el debido curso de nuestra educación y práctica arquitectónica son lecciones que también se pueden aplicar en la vida.
Los arquitectos están capacitados de diferentes formas para encontrar soluciones de diseño de manera sistemática, si tenemos que diseñar una casa cambiamos constantemente nuestro enfoque para asegurarnos de que, si bien la casa sea funcional, un problema con cualquiera de sus habitaciones sea resuelto sin perturbar la usabilidad general de la casa. Este enfoque se puede utilizar para abordar cualquier problema de la vida real, la arquitectura también nos enseña empatía, ya que somos responsables de crear espacios que regirán la vida diaria de los usuarios, esto requiere que nos olvidemos de nosotros mismos y realmente entendamos la perspectiva de los usuarios, de modo que podamos crear un espacio que se sienta como parte de ellos, en lugar de solo una cámara de contención hecha de ladrillo y mortero, es esta empatía la que nos permite ser más sensibles de lo que solemos ser, no solo a otras personas sino también a la disposición efectiva de espacios y elementos.
Es este mismo proceso de pensamiento el que poco a poco se convierte en una segunda naturaleza para nosotros: una reacción inconsciente e involuntaria a los cambios mínimos que nos rodean, y la conciencia de que las habilidades que tenemos no solo son importantes para nuestra profesión, sino también para nuestras relaciones y nuestras vidas. Estar conscientes de los diversos problemas y dificultades que surgen en la edificación y la construcción también nos da un respeto renovado por la tierra, los recursos materiales y todo lo que podemos hacer para minimizar los daños, sensibiliza nuestros pensamientos y acciones hacia el bienestar del medio ambiente.
Las soluciones arquitectónicas eficientes son un subproducto de la conciencia ambiental, tener conocimiento de los fenómenos naturales abre la base para comprender la estructura fundamental del estilo de vida que nos proporciona la naturaleza, un simple ejemplo de un árbol que proporciona sombra en un día soleado con aire fresco explica una de las razones más básicas para tener un refugio sobre nuestras cabezas.
Simplemente imitar toda esta idea nos dará un entorno construido exitoso con una cantidad precisa de ventilación, luz natural y sombra, varios de estos ejemplos están presentes a lo largo del tiempo. Si los espacios construidos se consideran una extensión de nuestra propia piel, tendremos que asumir que respira como nosotros y tiene derecho a una adaptación climática tal como nosotros, dichos espacios están construidos con materiales in situ y sus técnicas constructivas siempre están en armonía con el medio ambiente, lo respetan y tienen éxito en tener un impacto mínimo en el mismo, además, estos edificios tienen el carácter del lugar, lo que le da a todo el sistema una identidad de acuerdo con este.

Pero el “si” es un factor aquí y este “si” denota nuestro estilo de vida, nuestra educación arquitectónica nos ha dado una opción libre: “Si” queremos construir para alcanzar las alturas más altas, o “si” queremos construir una modesta casa de ensueño de un solo piso para una familia que ha invertido el valor de sus ahorros de toda la vida en tus manos. Podemos decidir “si” queremos alcanzar los más altos estándares en construcción ecológica con la última tecnología y materiales o “si” queremos volver a nuestras prácticas indígenas tradicionales, como se mencionó al principio, la arquitectura refleja el estilo de vida de sus usuarios y por lo tanto, como usuarios y consumidores de arquitectura, el lector también debe saber que usted igualmente puede elegir por cuál de estos “si” quiere dejar que su estilo de vida sea influenciado. Son sus elecciones las que determinan cómo se formarán nuestras futuras ciudadea, porque si el arquitecto es el artista, usted, el consumidor, es su mecenas. Como arquitectos, se nos ha otorgado el poder de crear un mejor espacio para vivir y nuestro estilo de vida regirá qué tipo de “si” seguimos, seguido de los espacios que ofrecemos.